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Mascotas y recién nacidos ¿qué ocurre con nuestros animales cuando crece la familia?

Siempre damos mucho cariño a las mascotas, debemos entender que lleguen a manifestar celos cuando la atención se dispersa. Una buena preparación les puede ayudar a entender mejor que su lugar en la familia sigue igual y convertirles en buenos amigos del bebé. 

Más de 4.000 perros y gatos se abandonan al año en España por la llegada de un bebé, según cálculos de la fundación Affinity. Es normal pensar que los perros o gatos van a sentir invadido su espacio cuando nace un hijo, pero anticiparlos a pequeños hábitos puede mitigar los efectos de la llegada del bebé, evitando el rechazo.

Poco a poco, y antes de que llegue el nuevo integrante, es bueno ir incorporando cambios para que luego no los sufran de manera repentina.

ANTES DEL NACIMIENTO

  • Incorporar un pequeño reconocimiento o caricia durante su paseo, atención que se puede mantener fácilmente después como una rutina cuando se salga también con el bebé.
  • Si va a cambiar de habitación, mejor hacerlo ya, para que se vaya acostumbrando y no lo asocie al recién nacido.
  • Llevarlo al veterinario, ponerle sus vacunas al día, desparasitarlo, limarle las uñas y protegerlo contra insectos. Sin querer, son hábitos que se pueden olvidar después con el cambio de rutina y siempre es mejor prevenir. 

ANTICIPAR LA LLEGADA DEL BEBÉ

  • Los animales son muy sensibles al olor, una primera toma de contacto con una mantita o algo que huela al bebé antes de su llegada, acompañado de caricias o premios, puede ayudarles a relacionar el olor con algo positivo.
  • Reconocer el nuevo espacio del niño ayuda a las mascotas, además permite educarle en previo para que no se suba a sus muebles.
  • Es recomendable no dejar solos a los perros en casa mientras se está en el hospital, mejor con algún familiar o amigo.

JUNTOS EN CASA

  • Instintivamente los animales van a intentar investigar al nuevo miembro, debemos permitirle que lo haga, actuando de forma relajada, pero teniendo cuidado.
  • Es preferible un primer contacto breve acompañado de un refuerzo positivo, pero siempre con supervisión, nunca debemos dejarles solos. 

Según muchos especialistas la convivencia con un perro es muy beneficiosa, ya que contribuye a la educación de un niño más sociable y con mayor sentido de la responsabilidad.

El niño tratará al perro como a un juguete más, al que sin querer puede hacer daño, al tocarle los ojos, el hocico o las orejas, al principio no entienden que los animales tienen capacidad de sentir dolor o sufrimiento y hay que enseñar al niño a acariciarlo.

Seguro que pronto consiguen una gran sintonía como podemos ver en este vídeo.

Ante cualquier duda o comportamiento preocupante del animal, consultar siempre al veterinario es la mejor opción, puede explicar más detalles y prescribir medicamentos, en caso de ser necesarios. 

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