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Voy a adoptar un perro. ¿Qué debo tener en cuenta? I. Yo y mi entorno

I. YO Y MI ENTORNO

Hay una serie de factores previos a tener en cuenta antes de adentrarse en el procedimiento de adopción de un perro, relativos a lo que implica tener un animal, así como los requisitos necesarios para hacerlo.

La incorporación a casa de un perro, u otra mascota, jamás debe producirse por capricho, y es totalmente incompatible con la idea de regalo. Aún hoy, resulta llamativo el elevado porcentaje de familias españolas con niños que se plantean que es buena idea adoptar o comprar un animal como regalo para los menores, especialmente en Navidad. Como consecuencia de ello, nos encontramos con unas elevadas tasas de abandono, debido a la falta de reflexión previa y carencia de responsabilidad en la tenencia de animales.

Antes de adoptar a un perro deberíamos hacernos, al menos, las siguientes preguntas:

¿Por qué quiero adoptar a un perro?

Debemos identificar qué nos ha llevado a tomar la decisión de adoptar:

  • Si se trata de una familia con niños y pensamos que el perro será un entretenimiento para ellos, debemos profundizar en el hecho de que a pesar de que niños y perros puedan crear un vínculo estrecho, los responsables del animal en última instancia siempre serán los adultos. Ellos deberán hacerse cargo de los paseos, la educación y la vida entera del animal.

Podemos anticiparnos a la llegada del animal simulando con los niños o adolescentes el “paseo sin perro” como forma de comprobar si están preparados para atenderlo. Para ello, le regalaremos al niño una correa y un arnés, y deberá pasear esa correa y arnés un mínimo de tres veces al día, antes de ir al colegio, cuando vuelva y antes de ir a dormir, independientemente de que esté lloviendo, haga frío o esté muy cansado. El futuro perro tendrá que salir igualmente. Si supera la prueba durante, al menos, un mes, podemos decir que el niño está comprometido pero, aun así, la responsabilidad del animal será siempre del adulto.

  • Si eres deportista y te imaginas saliendo a correr con el perro, puede darse la circunstancia de que tu mascota prefiera otras actividades y no disfrute de las largas distancias. O podría caer enfermo o sufrir una lesión que le impidiera ser el perro deportista que esperabas.

La idea de realizar actividades juntos no debe ser el único motivo para adoptar.

  • Plantearse tener un perro para vigilar una propiedad o avisar cuando alguien se acerca no es la mejor opción, tanto por inversión de tiempo y dinero en el mantenimiento óptimo del animal en términos de bienestar, como por el hecho de que no todos los perros tienen marcado el instinto de propiedad y territorialidad.

Algunos perros realizan por instinto misiones de guarda de la finca donde viven con su familia, pudiendo ser compatible con su bienestar y felicidad, pero este fin no puede ser el motivo principal de una adopción.

¿Qué opina el conjunto de la familia?

Es fundamental que todos los miembros de la familia estén informados, y que haya un consenso al respecto antes de adoptar a un perro.

Si vives solo, es conveniente contar con personas de apoyo que puedan hacerse cargo temporalmente de cuidar al perro en caso de imprevisto o necesidad.

¿Qué disponibilidad de tiempo se tiene?

Hay que considerar que, en el día a día, deberemos dedicarle al perro, al menos, tres horas de nuestro tiempo, sin estrés y no “por obligación”. Si trabajamos jornadas superiores a ocho horas, quizá no sea el momento oportuno para incorporar a un perro en nuestra vida. Para alguien que pasa tantas horas fuera de casa, sería más recomendable un gato porque no necesita salir a la calle y puede estar más tiempo solo.

Por otro lado, se debe mirar en perspectiva y tener en cuenta que un perro puede vivir una media de doce o quince años. Muchas familias deciden sacar al animal de su vida cuando, en el transcurso de los años, cambian sus circunstancias: cambio de domicilio o de trabajo, tienen hijos, quieren estudiar fuera o viajar, etc.

Del mismo modo, cuando el animal enferme o envejezca necesitará cuidados especiales, conllevando un gasto extra tanto de tiempo como de dinero.

En relación con esto último, conviene reflexionar acerca de si se tiene cierta estabilidad económica. Nadie puede saber si tendrá dinero durante los próximos quince años, pues estamos sujetos a cambios en nuestra vida, pero sí debemos ser conocedores del precio de los productos y servicios veterinarios (tanto revisiones periódicas como posibles urgencias) que nuestro perro necesitará o puede necesitar en un futuro. De ese modo, evitaremos que ciertos gastos requeridos para atender correctamente a nuestra macota nos pillen desprevenidos.

¿Se dispone del espacio adecuado?

Algunas personas opinan que el animal solo podrá vivir en la terraza para evitar pelos dentro de casa, olores, etc.

Se trata de un error, ya que el perro es un ser social y requiere estar con su familia, por lo que cualquier espacio que no sea junto a ella será inadecuado. No obstante, ello no implica que debamos tener necesariamente una casa grande. Dependerá del animal que se vaya a adoptar: su edad, horarios de la familia, nivel de actividad,…

Por ejemplo, la idea de un “cachorro que no crezca mucho” o un “perro de tamaño pequeño” porque se vive en un piso de escasas dimensiones es totalmente falsa. Hay perros medianos e incluso grandes que son tranquilos, pero sí necesitarán tiempo para realizar ejercicio que no se hace dentro de casa.

 

Amanda Sanz Fernández – Salguero. Veterinaria

 

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