Características de su conducta. ¿Qué es normal? ¿Qué es anormal?
El perro como especie diferenciada proviene de otra especie distinta, el lobo, estimándose su domesticación hace varios miles de años, entre 18 y unos 30.000, según diversos autores. Los primeros ejemplares conservarían muchas más características de su ancestro, y a lo largo de los años, con el efecto de la selección genética dirigida por criadores, ya sean profesionales o no, así como el efecto del ambiente, con la proximidad al hombre, han ido cambiando.
En un primer momento, la selección se enfocó hacia labores de trabajo que el perro podía realizar, como el pastoreo, o la guarda, pero a medida que han ido pasando los años, otras cualidades, como el hecho de tener un carácter más afable, ser dóciles con los niños, etc, han cobrado gran importancia.
El perro, como todo animal, presenta una serie de necesidades que tiene que cubrir a lo largo de su vida. Estas necesidades, se encuentran relacionadas con las cinco libertades del bienestar animal, recogidas en la estrategia mundial de bienestar animal de la OIE, que es la organización mundial de sanidad animal. Son las siguientes:
Teniendo en cuenta que la conducta es la expresión de un comportamiento, la conducta será normal si el comportamiento es normal, y anormal cuando también el comportamiento lo sea.
Se considera que una conducta es normal cuando sirve para expresar un comportamiento natural, o para asegurarse el cumplimiento de una de sus cinco libertades.
Conductas consideradas normales dentro de unos límites:
No es buena idea que ese lugar sea el sofá familiar, ya que dependiendo de la fuerza de su instinto simplemente, se pueden generar problemas importantes de agresividad por mantener ese espacio (combinadas con dominancia sobre algunos miembros de la familia).
Esto no significa que el perro no pueda subir al sofá si alguien se lo quiere permitir y disfrutar de una siesta a su lado, significa que no es su lugar, pero puntualmente, en este momento, se lo permites.
El verdadero problema se encuentra si no vemos aparentemente ninguna causa para este comportamiento.
Los perros utilizan el sentido del olfato de manera predominante, y gracias a él pueden captar partículas en las excreciones de otros perros, que les transmiten muchísima información.
Es normal que los machos enteros, depositen pequeñas eliminaciones de orina para “marcar” o “señalizar” por donde pasan, lo que no sería normal sería que no lo hiciesen. Ellos necesitan cuando pasean, saber quién ha pasado antes, en qué estado se encontraba, y dejar su mensaje personal también. No permitirles esto, es ir contra su naturaleza.
Las hembras lo hacen principalmente cuando se encuentran en celo para dejar sus “notas” al respecto.
¿Qué ocurre cuando lo hacen en el domicilio? Que no es práctico, porque no va a ser interpretado por otros perros, y hay que enseñarles, con una educación positiva, a no hacerlo.
En lo relativo a las heces, el hecho de ingerir las propias heces puede deberse a un problema físico por carencia de ciertos minerales, o bien a problemas de aburrimiento y estrés, entre otros, sin olvidar que a veces los cachorros pueden simplemente juguetear con ellas.
Ladrar es una expresión normal y podríamos decir saludable, del perro. Tienen que ladrar, tienen que gemir, en una palabra, tienen que expresarse.
El problema se presenta cuando estos ladridos realmente son excesivos, de forma continuada, puede deberse a una problemática de ansiedad por separación, estrés, aburrimiento…
Es normal si está cuidando de su camada, o bien si está en gestación psicológica.
Es normal cierto nivel de tensión, pero la falta de control en el juego con una mordida excesiva puede deberse a falta de aprendizaje de la madre por separación temprana y de los cachorros.
Conductas debidas a problemas específicos, no consideradas como normales:
Igel Medrano Pérez.
Veterinaria del Ayuntamiento de Pamplona
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